8 en primer lugar con verdadera preocupación por los intereses del
rey, y en segundo lugar, con la mirada puesta en mis propios compatriotas,
pues por la locura de los hombres que he mencionado, toda nuestra
raza
padece no pocos males.
9 Informado con detalle de todo esto, ¡oh rey!, mira por nuestro país y
por nuestra nación por todas partes asediada, con esa
accesible
benevolencia que tienes para todos;
paz.»
10 pues mientras Judas subsista, le es imposible al Estado alcanzar la
11 En cuanto él dijo esto, los demás amigos que sentían aversión
hacia lo de Judas, se apresuraron a encender más el ánimo de Demetrio.
12 Designó inmediatamente a Nicanor, que había llegado a ser
elefantarca, le nombró estratega de Judea y le envió
13 con órdenes de hacer morir a Judas, dispersar a todos sus hombres
y restablecer a Alcimo como sumo sacerdote del más grande de los templos.
14 Los gentiles de Judea, fugitivos de Judas, se unieron en masa a
Nicanor, imaginándose que las desgracias y reveses de los judíos serían sus
propios éxitos.
15 Al tener noticia de la expedición de Nicanor y del asalto de los
gentiles, esparcieron sobre sí polvo e imploraron a Aquél que por siempre
había establecido a su pueblo y que siempre protegía a su propia heredad
con sus manifestaciones.